ESCALOFRÍOS


-Hola ¿que tal estas?
-Bi…bien…y tú?
-Ahora mejor
-¿qué pasa has estado xungo?
-no no, digo que ahora que estás aquí, pues eso…que estoy mejor…
(la chica se sonroja)
-bueno yo…yo no me fui a ninguna parte…sigo aquí, aquí echando raíces…
-¿por qué no me miras?
-si…si te miro…
-¿sabes qué?
-que…
-me encanta que estés nerviosa…
-¿yo?...yo…yo no estoy nerviosa…
-ven…acércate… ¿y ahora?... ¿me vas a decir que no lo estás?
-…
-se que te pongo nerviosa…y eso me gusta…

Algo más que un pálpito

Será que vivir rodeado de porquería, días de luto y rayos de sol en la zona Occidente…le amargó el carácter, la mirada y los pepinillos en vinagre que desayunaba antes de irse a dormir…luciérnaga de noche y semilla de vida sin germinar… olía a varios cientos de millones de kilómetros a putrefacción…a cuerpo matado sin razón…a alma matada sin razón…no era su lugar, se sentía como una cucaracha en una cacharrería…así que cogió su mochila con un par de mudas limpias y se marchó…
…África podría ser un buen lugar para terminar una vida que nunca empezó y para empezar una vida que puede que nunca exista…escapar de sus propios pasos indecisos y en movimientos lentos e inseguros… algo lo llamaba desde algún lugar del continente…algo que lo amarraba del corazón y lo llevaba hacia esas tierras…quizás un olor, quizás el color del lago Tanganica, quizás el sabor de una vida nueva, quizás el sonido de los tambores de los tutsis, quizás el color de aquellas nubes, quizás la desgracia de ser un desgraciado…
…Nunca antes se había quedado colgando de las nubes de Burundi…pero era hermosa de corazón, bella como el rostro sucio e inocente de una niña en mitad de África…le impactó desde el principio, no podía ni quería apartar su mirada de aquella criatura tierna y salvaje que corría dejando tras de sí ráfagas de arena seca, que se colgaba de las ramas de los árboles con tanta facilidad que le hacía sonreír embobado…pero solo era una niña…
…¿una niña?, eso es, fue su inocencia, su tranquilo despertar, sus ganas de vivir y jugar con un montón de arena en los bolsillos, su complicada vida, su sonrisa de dientes sucios…lo que lo enamoró…¿enamoró?...pues si, lo que lo enamoró…
…sentarse en el faro y respirar días de sonrisas, ráfagas de olas vivas, sueños con volver a África y cruzarse en su camino…ahora ya no sería la niñita de años atrás, su cuerpo no sería el cuerpecito de una niña sino el de toda una mujer por desvirgar…sus pechos desarrollándose debajo de la nada, porque con nada iba vestida…sus labios finos gritando ser besados...su piel suave y negra rozada por sus dedos…
…si, definitivamente tenía que volver, volver a verla y regalarle su vida y hacerla suya poniendo como testigo la luna de África…